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Paneles fotovoltaicos (PV): generan electricidad in situ, reduciendo la dependencia de la red y garantizando que los vehículos se carguen con energía 100% renovable.
Huella de carbono menor: cada kWh solar sustituye electricidad fósil.
Arbitraje energético: el ESS almacena energía solar excedente durante el día y la libera en horarios de alta demanda o precios elevados.
Carga en horas pico sin castigar la red: los vehículos pueden cargar usando la energía almacenada, evitando sobrecargas en la infraestructura de transmisión.
Respaldo energético: en caso de cortes o baja capacidad de red, el ESS garantiza continuidad de servicio.
La estación no es solo un “punto de consumo”, sino un nodo inteligente que puede:
Dar servicios auxiliares (regulación de frecuencia, soporte de tensión).
Aliviar congestión local.
Incluso integrarse en una Planta Virtual de Energía (VPP).
Electricidad más barata: al usar solar y arbitraje de precios, se reducen los costes de carga.
Nuevas fuentes de ingresos: venta de excedentes a la red o participación en mercados energéticos.
Mejor retorno de inversión: al combinar tres negocios (solar, almacenamiento y carga), se maximiza la rentabilidad del proyecto.
En resumen, este modelo convierte un “punto de carga” en un ecosistema energético verde, resiliente y rentable, que acelera la transición hacia una movilidad eléctrica sostenible.
Impacto en la red y restricciones de capacidad
Una estación con varios cargadores de 120 kW o más en simultáneo puede demandar 1–3 MW instantáneamente, lo cual equivale al consumo de todo un polígono industrial.
Muchas redes de distribución urbanas no fueron diseñadas para soportar esta carga adicional, por lo que:
surgen cuellos de botella y riesgo de apagones locales,
se requieren refuerzos de infraestructura (transformadores, líneas, subestaciones), costosos y lentos de implementar.
Altos costos operativos
La factura eléctrica es el gasto más grande del operador:
Energía en horas punta = muy cara.
Cargos por demanda máxima = penalizan los picos de potencia, aunque duren minutos.
Esto obliga a subir las tarifas de carga → reduciendo el atractivo económico frente a los combustibles fósiles.
Credenciales verdes cuestionables (greenwashing)
Si la electricidad proviene de centrales a carbón o gas, el VE deja de ser “limpio”:
Se eliminan las emisiones en carretera, pero se trasladan a la central eléctrica.
El ciclo de vida completo pierde su valor ambiental, erosionando la confianza de los consumidores.
En otras palabras: la red sufre, el operador paga caro y el planeta no siempre gana.
Por eso el modelo Solar–Almacenamiento–Carga se presenta como la evolución natural, atacando estas tres limitaciones de raíz.
Generación solar en sitio: la electricidad limpia de los paneles alimenta directamente a los cargadores.
Excedente almacenado: la energía no usada se guarda en baterías en lugar de desperdiciarse.
Del sol a la rueda: el vehículo se carga con energía verde de origen directo, sin huella fósil.
Arbitraje inteligente:
Carga de baterías con energía solar gratuita.
Compra nocturna de electricidad barata en horas valle.
Venta durante horas pico a precio competitivo → ingresos extra para el operador.
Gestión de demanda:
El ESS aporta potencia cuando varios VE cargan a la vez.
Se reducen picos de consumo → bajan cargos por demanda y costes fijos de red.
Incluso se puede evitar una costosa ampliación de conexión.
Suavizado de carga: perfil uniforme y predecible en lugar de picos bruscos.
Amortiguador de potencia: habilita estaciones de carga rápida en zonas con red limitada.
Interacción bidireccional: cuando no hay vehículos, la estación participa como recurso distribuido en servicios de red (regulación, arbitraje, recorte de picos).
En conjunto, la estación ya no es un problema para la red ni un gasto para el operador, sino un activo rentable, resiliente y verde que impulsa la transición energética y hace del vehículo eléctrico una verdadera opción de cero carbono.
Un sistema de carga verdaderamente eficiente y sostenible necesita un núcleo sólido. Las soluciones de almacenamiento comercial e industrial de FFDPOWER están diseñadas específicamente para convertirse en ese corazón confiable dentro de la estación integrada Solar–Almacenamiento–Carga:
Protección multicapa y diseño de máxima confiabilidad, garantizando la operación segura en entornos públicos de alto tráfico.
Celdas LFP de primera categoría y arquitectura optimizada para soportar miles de ciclos de carga/descarga intensivos, asegurando un retorno económico estable y a largo plazo.
Permite configurar la capacidad según las necesidades de cada estación, facilitando expansiones futuras sin interrumpir operaciones.
Un sistema de gestión avanzado que coordina de forma dinámica los flujos de energía entre fotovoltaica, almacenamiento, cargadores y red, maximizando tanto la eficiencia técnica como la rentabilidad financiera.
La estación integrada Solar–Almacenamiento–Carga no es una simple suma de funciones, sino un nuevo modelo de infraestructura energética sostenible.
Integra de manera profunda los sistemas de transporte y energía, creando un bucle energético miniatura, inteligente y autosuficiente que equilibra intereses de consumidores, operadores y la red.
En el futuro cercano, las ciudades estarán salpicadas de estas estaciones, que ya no serán solo puntos de recarga para vehículos eléctricos, sino también:
Núcleos de almacenamiento distribuido, que concentran y gestionan energía renovable.
Centros de regulación de red, que alivian la congestión y aportan flexibilidad instantánea.
Nodos inteligentes, que colectivamente tejen el entramado de un Internet energético verde y eficiente.
En este camino hacia una nueva era energética urbana, FFDPOWER se compromete a ser la piedra angular más sólida y confiable, aportando soluciones de almacenamiento seguras, modulares y de larga vida para cimentar la red del futuro.
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