Sensibilidad térmica de las baterías LFP
Las baterías de iones de litio, especialmente las celdas de Fosfato de Hierro y Litio (LFP) usadas en nuestros sistemas de almacenamiento a gran escala, son extremadamente sensibles a la temperatura.
Temen tanto el frío como el calor.
Peligros del sobrecalentamiento
Las temperaturas excesivamente altas aceleran reacciones químicas internas, provocando pérdida rápida de capacidad y acortando la vida útil de la batería.
Más crítico aún, las altas temperaturas sostenidas son el principal desencadenante del thermal runaway, una reacción en cadena que puede causar incendio o explosión.
Peligros del enfriamiento excesivo
Las temperaturas demasiado bajas reducen la actividad del electrolito y aumentan la resistencia interna de la batería.
Esto degrada el rendimiento de carga y descarga.
Cargar una batería bajo cero puede formar dendritas de litio, que perforan el separador y generan un cortocircuito interno permanente, representando un riesgo serio de seguridad.
Funciones del sistema de gestión térmica
Un sistema de almacenamiento de energía de calidad superior debe incluir un sistema de gestión térmica eficiente con dos objetivos principales:
Mantener la temperatura de operación óptima:
Mediante enfriamiento o calefacción, mantiene las celdas dentro de un rango estrecho (típicamente 15°C a 35°C) para garantizar máxima eficiencia y vida útil.Garantizar la uniformidad térmica:
Controla no solo la temperatura promedio, sino también la diferencia entre celdas individuales.
Una variación superior a 5°C provoca desempeño inconsistente y crea un efecto de “eslabón más débil” que degrada el rendimiento y la vida útil de todo el sistema.